Hoy quiero contaros un cuento.... y quien dice cuento dice leyenda... y las leyendas a veces tienen algo de verdad.
Hay noches de reflexiones gatunas donde de pronto sentimos algo fuerte, y de ese algo nace la necesidad de expresarlo, de escribirlo en un papel. Esto le sucedió a su autora a sus 16 años de edad y posteriormente a los 25. Así es porque el relato inicial se perdió y tuvo que volver a escribirlo con la misma idea y ya la mentalidad de una mujer.
En este cuento hallaréis magia, pero no del estilo "abracadabra" o "wingardium leviosa" de los magos; no, esta magia es más especial, más diferente. Puede que a algunos de vosotros no os guste o no la sintáis. En cambio a otros puede que os reviva cierta "sensación de vacío". Ya me entenderéis.
Sobre todo, espero que os guste, y si ,aunque sólo sea a uno, se os remueven las tripas por dentro, entonces la autora sabrá que os hizo llegar aquel sentimiento de aquella noche de insomnio.
RELATO SOBRE LOS ECLIPSES... O DE CÓMO SE CREÓ EL AMOR
¿Quien no ha mirado la luna y se ha sentido abrumado por el misterio
que la envuelve? algunos se sienten dichosos al observarla; en otros, la
tristeza inunda sus corazones sin motivo alguno que la justifique.
¿Y cuando tenemos la suerte de ver un eclipse? la magia de ver algo
realmente hermoso y a sabiendas que la gente de nuestro alrededor mira
por unos instantes en la misma dirección... ¿Quién no se siente hechizado
con su belleza?
Este sentimiento que nos atrapa data de
cuando el mundo nació y nada de lo que conocemos hoy día existía;
entonces el mundo fue creado a voluntad de unos entes que algunos
llamarían dioses.
Estos crearon la tierra y el agua, el fuego y también el aire; formaron las montañas y el mar, y de ellos nació la vida.
En
este mundo virgen que dio a luz a las primeras rocas y árboles y
también los primeros ríos, vivían los hijos de los dioses, semi-entes,
creaciones a imagen y semejanza de cada uno de ellos. Cada hijo poseía
un don especial, aunque ni mucho menos eran tan poderosos como sus
"padres".
Unos de esos semi-entes eran las musas, sentían
especial inclinación por las cosas hermosas, por la belleza de los
elementos y de otros seres; luego estaban los elfos, muy parecidos al
futuro hombre, amaban las cosas que crecían, la naturaleza, el mundo que
les envolvía. Hablaban con los árboles y los pocos animales que
galopaban por las tierras de este pequeño mundo. Y otros eran los
ángeles, seres iluminados realmente bellos y puros, causantes de la
mayoría de sentimientos que merecen la pena sentir.
Todos
vivían en armonía y equilibrio bajo la mirada atenta de los creadores
que miraban el fluir de la vida, orgullosos de lo que habían hecho.
Sucedió
que cierto día, una musa se bañaba en un lago desnuda. Le gustaba
sentir las gotas plateadas correteando sobre su piel, su frescura y
también la fluidez con la que podía desenvolverse en el agua cuando se
sumergía.
Salía del lago cuando se encontró de frente con un ángel que, casualmente, se disponía a bañar también en él.
Ni
siquiera hoy puede explicarse la sensación que experimentaron la musa y
el ángel; algunos lo llaman amor, otros lo llaman deseo.
Ambos sintieron como un relámpago recorría sus adentros, y cómo una fuerza
invisible los atraía lentamente hacia el otro sin poder esquivar la
mirada que atónitos se dirigían.
Con el primer roce de sus
cuerpos desnudos esta sensación incrementó y no podían pensar en otra
cosa que no fuera conocer cada centímetro de su cuerpo, explorar cada
curva, cada rincón oculto….
Y entonces llegaron los besos…. pequeñas implosiones de deseo contenido liberados con pasión sobre labios carnosos y ardientes.
En
ese afán por conocer sus mas profundos secretos carnales, la musa y el
ángel entrelazaron sus cuerpos de manera sobrenatural. Y fue entonces
cuando todo sucedió: en el cielo oscuro brotaron las estrellas, que
alumbraban el acto bailando las unas con las otras en halos fugaces y
dejando estelas blanquecinas a su paso.
La fogosidad de
sus movimientos hizo llegar el calor a la tierra mas próxima a ellos, y
de él nacieron los prados de hierba fresca y verde y también las
primeras flores de diferente colorido y tamaño, rodeando sus cuerpos
salvajes para otorgarles mayor intimidad.
De los jadeos de
ella surgieron hermosas melodías jamas antes entonadas. Estas canciones
llegaron a oídos de todos los seres y lo amaron, y posteriormente y en
honor a la musa que los creó lo llamaron música.
A ojos de
todos el mundo cambió; se formaron paisajes que nunca podríamos
imaginar; en el ambiente reinaba esa magia especial que se apoderaba de
los corazones de todos los seres. Esta magia se podía oler, se podía
palpar, se podía ver y hasta degustar, pues los árboles dieron la fruta
mas dulce que ninguno habría dado hasta el momento e inundaba los
paladares que osaban dar un mordisco a tal fabuloso manjar.
Y así, roto el silencio por un último suspiro, la pareja cayó rendida
sobre la hierba recién brotada de la tierra y así permanecieron tumbados
el uno junto al otro, admirando todo lo que se había formado a su
alrededor.
Todo esto no pasó desapercibido a los entes
supremos, los creadores. Envidiosos de no haber sido ellos los creadores
de tan magníficos sucesos, buscaron... hasta encontrar, el origen de
semejante maravilla.
Horripilados, contemplaron que todo
había sido obra de un pecado… era una completa aberración que dos seres
creados por diferentes entes compartieran su esencia con el otro.
Así
pues se reunieron todos los creadores para determinar el castigo de tan
osadas criaturas. Tras mucho debatir, llegaron a una cruel conclusión:
no podían pasar por alto la gravedad de lo acontecido y no podían
arriesgarse a que sucediera algo igual, pues ellos eran los únicos con
el derecho y poder de hacer y deshacer a su conveniencia.
Los
condenaron a ser los astros reinantes del día y de la noche. A él, le
convirtieron en el sol, pues como ángel que era irradiaba luz y calor a
su paso. A ella, la convirtieron en la luna, gobernadora sobre las
estrellas que ella misma con su acto había creado. Sensual y misteriosa
saldría cada noche, mientras su amado se acostaba, y retirándose cada
madrugada cuando el otro levantaba.
De este modo, jamas
podrían verse, y al estar altos en el cielo observar con arrepentimiento
y añoranza el día prohibido eternamente.
Así se hizo, y
al ver el mundo tal injusticia se desató el caos. Las tierras comenzaron
a temblar y el mar a agitarse. Los primeros ciclones y terremotos
vieron la luz. El aire enfureció y en forma de tornado devastó campos
enteros que junto con los terremotos crearon los desiertos que hoy
conocemos. La tierra por la fuerza de los terremotos se dividió,
separando a las diferentes estirpes; así mas adelante surgirían las
primeras razas de hombres. Y el magma del planeta, que era la principal
fuente de energía y vida brotó por las montañas por lo que luego sería
llamado volcán.
Los hermanos y hermanas de la musa y el
ángel vieron en esta reacción hermosura y pasión, y sumándose a ello
quisieron dar un último regalo por el amor imposible pero intenso de
ellos dos. Así, uniendo su poder movieron cielo y tierra para lograr
juntar al nuevo sol, con la nueva luna… y al notar su presencia tan
cercana, la fuerza indescriptible les atrajo de nuevo, fundiéndose
durante unos momentos en un beso eterno, un beso que calmó la ira de los
elementos. Todos miraron perplejos la suprema belleza de lo que estaba
pasando, y fue esto mismo lo que provocó otro poder más misterioso aún:
un pedazo de esencia de la musa y del ángel se soltó de los astros y
bailando con el viento se alejaron allá donde no pudieran ser
encontrados.
El eclipse unos minutos duró y al rato se
deshizo dejando el mundo esa magia que aun hoy puede notarse si uno se
evade, y que aún puede verse si uno cierra los ojos para observar.
Por
esa razón, los eclipses siguen atrayendo la mirada de todos, sigue
fascinando igual que aquel día, y siempre que pasa eso, la vieja magia
emerge de donde se encuentra para que, cada 18 años, vuelva a producirse
tal fenómeno.
Con respecto a esas esencias que escaparon,
cuentan que de tiempo en tiempo, nacen con el alma de dos personas
destinadas a quererse, y tratan por todos los medios de luchar por
volver a sentir aunque sea un mínimo de ese día prohibido.
Quería dejar una nota a mis lectores: aunque buscara lo artístico en aquel momento, aunque cumpla las características que debe de tener un texto literario... Bajo todo eso hay una enorme crítica social. Buscad y encontraréis mas allá, sólo es cuestión de fijarse en los detalles. ¿Una pista? Ahí va: ¿Por qué los creadores lo consideran una aberración, y qué parecido tenemos con la sociedad?. Os invito a reflexionar y a buscar, que hay mucho más. Supongo que cuando lo hice hace 3 años quise también plasmar algo de crítica social. Os animo a reflexionar y a preguntarme a través de vuestros comentarios. Un saludo!
ResponderEliminarEs una verdadera preciosidad. ¡Qué bien escribes! Hace tiempo que no leía algo tan bueno, en serio. Deberías aprovechar este don al máximo.
ResponderEliminarMuchas gracias Irune!! Estos comentarios animan a seguir.
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