La escucho desde la habitación contigua a la mía. Aun dista de tener sus últimos alientos, pero la desesperación por que llegue el momento transforma cada respiración en un tictac , como si fuera restando lentamente el tiempo hasta su muerte.
Respiración-gemido-respiración-gemido-respiración-gemido.... y a los 5 minutos un quejido sonoro. Cada tarde, cada instante, como un reloj cuco que marca la hora.