Creación literaria (1ªparte): La niña que olvidó ser niña. Prosa.

Creo que ha sido sin duda la actividad que más he podido disfrutar. Los gatos, cuando algo nos apasiona, podemos estar horas y horas realizando la misma tarea una y otra vez (¿o nunca nos habéis visto con una caja de cartón?). Empleé mucho tiempo para poder terminarlo a tiempo. ¡Era incapaz de levantar la cabeza del trabajo porque realmente lo estaba disfrutando!.

Os voy a explicar: He decidido hacer la estrategia de trabajo de "hipótesis absurda" que se trata en que, según una hipótesis improbable o imposible, tratar de buscarle una "solución". Lógicamente, esta sería una actividad que trabajara con alumnos de 2º y especialmente 3er ciclo, pues se necesita tener un poco desarrollada la capacidad de ordenar y estructurar con coherencia una historia y saber plasmar una idea mediante palabras.

Pues bien, esto de trabajar dese una idea imposible o absurda la he visto en muchos libros y cuentos infantiles como por ejemplo "El corazón en la botella" o "¿A qué sabe la luna?". Creo que para la creación, es más fácil inventar algo, crear desde lo imposible.

Así que de eso va mi creación en prosa. El modo de hacerlo fue el siguiente: Primero, la idea imposible que era que una niña dejara de ser niña (de forma simbólica). El motivo es que había sucedido algo que la hizo dejar de ser niña, que fue olvidar su fantasía. Por lo que la solución se trataba de recuperarla, y nada mejor que un gato acompañante y un mundo de fantasía en honor a todas esos libros en los que ya os comenté que aparecen gatos y mundos paralelos. Así que he aquí mi "guiño".

Posteriormente redacté la historia tratando de darle sentido infantil aunque para mí significaba otra cosa distinta. ¿Os acordáis de la función poética? ¿Todo el simbolismo inmerso en los textos literarios?. Después de la historia os explico el significado.

Bueno, una vez redactado y después de hacer comprobaciones y releerlo varias veces, me hice un guión sobre cómo iba a separar cada parte de la historia y cómo iban a ser las ilustraciones. Esto me llevo mucho tiempo puesto que es la primera vez que hacía algo así y a parte, yo no sé dibujar, debía buscar dibujos en los que basarme. Este guión en sucio fue muy importante para no equivocarme  y para poder estructurar la idea visual que yo tenía en mente.

Así que por último, vino la elaboración del producto final: Primero puse el texto, porque pienso que es más fácil adaptar el dibujo en el espacio restante que el texto... se corre el riesgo de haber hecho grande el dibujo y pecar en el tamaño de la letra, que como todos sabemos es importante. Y finalmente los dibujos y la portada, que me llevó mucha parte del tiempo también, pero que me ha satisfecho enormemente el resultado.

Sin perder más tiempo en indicaciones, os dejo la historia, que espero que os guste:

LA NIÑA QUE SE OLVIDÓ DE SER NIÑA

Érase una vez una niña que se olvidó de ser niña.

No vivía triste pero ya las cosas no tenían el mismo color (aunque las flores eran muy bonitas) ni nada tenía el mismo encanto.

Cierto día, un gato la observó y se dió cuenta de lo que pasaba: había perdido su fantasía.

El gato, que en realidad era una gata, decidió visitarla de noche, que es cuando ocurren las cosas más bellas. Subió a su cama y la despertó.

- ¿Cómo has llegado aquí? ¿Qué quieres?_ Le dijo la niña al gato.

Entonces, la niña se fijó que en el collar que llevabab ponía "Irune".

- ¿Quiéres que vaya contigo?.

Irune asintió y la invitó a cogerla del rabo (algo que normalmente no hacen los gatos) y la guió hacia un mundo especial.

El mundo era maravilloso, lleno de estrellas que brillaban y alumbraban la noche, igual que la blanca y enorme luna.

Así, vieron hadas entre los árboles, un precioso unicornio, sirenas bañándose en el lago... La niña estaba maravillada. Entonces, un hada se le acercó y le dió un beso en la frente y recuperó su fantasía.

Cuando estuvo de vuelta a casa le dió las gracias a Irune por haberla ayudado a recuperar su fantasía. Pero ¿qué haría si la perdía de nuevo?.

Así que Irune le acercó un objeto mágico que la ayudaría a no olvidar nunca: un libro.

La niña lo cogió sonriendo y dando de nuevo las gracias, se fue a dormir abrazada a su libro.

FIN

Este cuento lo quise hacer por Irune. En todo mi tiempo de carrera han habido profesores buenos, pero ninguno que me haya abierto tanto los ojos y de quien haya aprendido mucho. Hay cosas que se pueden aprender sin un profesor, pero lo que nos ha enseñado ella en su mayor parte son cosas que no se aprenden con documentos o contenidos. Ella nos ha dicho las deficiencias del sistema educativo en el trabajo de la literatura infantil y nos ha dado herramientas para solucionarlo. Pero nos ha dado algo más, nos ha hecho reflexionar y comprender que en nuestra mano queda realmente elegir cómo trabajar en el aula.

Así que, como os he dicho, este cuento está cargado de simbolismo. Primero, el guiño al gato guía como personaje más que típico en las historias de fantasía. Segundo por los mundos paralelos... Pero el resto ya es por algo más personal.

Voy a tratar de explicaros: yo soy esa niña, una niña que perdió su fantasía, osea, su creatividad y su imaginación. Como profesora, es algo que, aunque siempre pensaba que hay que utillizar la creatividad, pero hasta ahora no se me había hecho tan evidente. Y quién me ha terminado de abrir los ojos ha sido Irune, que ha sido mi guía en muchas más reflexiones sobre mi futuro que ella ni sabe, pero ha sido ese gato que apareció de pronto en mi vida y me ayudó a recuperar lo que me faltaba.

Por supuesto, ver hadas, unicornios y sirenas es una dedicatoria a los gustos de Irune, pero el beso del hada en la frente implica un despertar de la conciencia, un despertar de ese hemisferio izquierdo que tan olvidado tenemos. Y el libro por supuesto, es una dedicatoria a la asignatura, a la afición a la lectura como medio de evasión, pero también a la educación en general.

Bueno, esto es gran parte de lo que yo me llevo de esta experiencia durante estos 4 meses, que agradezco de todo corazón, y que por supuesto, ya no olvidaré.