La espera llega a su fin, el tiempo se agota. Noches soñando despierta, sin apenas dormir. Hoy, la última , me siento nerviosa, agitada. De nuevo ese cosquilleo en el estómago cada vez más familiar. Hace tiempo que debió irse o por lo menos calmarse pero por lo contrario va en aumento y eso es bueno.
Y hoy, a menos de medio día de ese momento tan esperado, los suspiros se hacen evidentes, los nervios relampaguean dentro de mi y la cabeza sólo da vueltas alrededor de una misma idea: verte.
No podré evitar una sonrisa, no podré evitar deslumbrarte con mi mirada intensa. No podré evitar mi corazón desbocado cuando por fin mis ojos se posen en los tuyos, cuando mis piernas avancen hacia ti sin proponérmelo y la necesidad de tocarte crezca a cada paso que me separa de darte un abrazo con el que te diga cuánto te he echado de menos y que al fin estás aquí.
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